Cueva de la Victoria

 CUEVA DE LA VICTORIA

Rincón de la Victoria, Málaga

En este post no vamos a enseñaros ninguna ruta, o tal vez si…… Sí que hemos andado, sí que ha sido en un entorno natural y sí que nos hemos ensuciado y sentado en el suelo, pero…..en esta ocasión ha sido bajo tierra.

            Hace unos meses tuvimos conocimiento de que se había abierto a visitas (bajo un régimen regulado) la Cueva de la Victoria, una cueva que cuenta con un yacimiento de épocas paleolítica y neolítica, pinturas rupestres y enterramientos prehistóricos. Y como el tema cuevas y la prehistoria nos encanta pues hace un tiempo que veníamos buscando la ocasión para realizar esta actividad.

Sé que este es un blog de senderismo, y esto realmente no lo es, pero os prometo que es una actividad recomendadísima para todos los que disfrutan con la naturaleza, el entorno y la aventura. Si os animáis a entrar, no os arrepentiréis.

Pero empecemos situando el lugar al que nos dirigimos. La Cueva de la Victoria se encuentra en el municipio costero de Rincón de la Victoria, al Este de Málaga capital (pueblo dónde se encuentran las raíces de esta cabra que escribe). En este municipio con casi 9 km de playas, y plantando cara al mar, se alza el acantilado del Cantal, una elevación en roca caliza formada en época jurásica que el Mediterráneo ha ido erosionando hasta crear los hermosos acantilados que hoy pueden recorrerse a través de la senda litoral (Gran Senda de Málaga, Etapa 2).

El Cantal esconde una serie de galerías y grandes cavidades naturales que dieron cobijo a los primeros pobladores de la zona. Dos kilómetros de galerías que se dividen en cuevas del Higuerón, del Suizo y de la Victoria. Las dos primeras cuevas están unidas y son conocidas bajo la marca de Cueva del Tesoro. La Cueva del Tesoro es visitable turísticamente desde mediados del siglo XX a través de un itinerario libre y adaptado a todos los públicos en el que pueden recorrerse sus galerías, grandes salas y descubrir sus formaciones geológicas (a excepción de la galería más prehistórica que se protegió del turismo y que hoy puede visitarse junto a la Cueva de la Victoria). Si podéis, no dejéis de visitar también La Cueva del Tesoro.

Y aunque quizás sea más conocida por las leyendas de tesoros, reyes y piratas, lo cierto es que la Cueva del Tesoro fue declarada como BIC en 1.985, por ser la única cueva de origen marino de Europa y una de la tres únicas existentes en el mundo.  Y porque en su interior atesora gran variedad de restos arqueológicos y manifestaciones rupestres que no hacen más que confirmar el uso continuado de estas cavidades en una secuencia histórica que se inicia en el Paleolítico Superior y se desarrolla por los periodos Epipaleolítico, Neolítico y Calcolítico. Y que llegaría hasta su ocupación esporádica en la Edad Media según atestigua el descubrimiento de un candil de época almorávide que contenía varias monedas de oro.

               La tercera de las cuevas del Cantal es la llamada Cueva de la Victoria, que es a la que hoy vamos a dedicar la “ruta”. Como indicaba al inicio, hace apenas un año que empezaron a realizarse una serie de visitas muy limitadas y controladas (30 personas al día) con el fin de dar a conocer la riqueza prehistórica que cobija la cavidad, pero siempre respetando las condiciones óptimas para preservar el verdadero tesoro que allí se encuentra.


               El punto de inicio en el día de hoy, se encuentra junto a la entrada de la propia Cueva del Tesoro. Ahí nos encontramos con nuestro guía Pedro, quién tras equiparnos con casco y luz frontal a cada uno de los participantes, nos explica que la visita vamos a hacerla en orden cronológico, desde los restos prehistóricos más antiguos que se conocen hasta el momento en este conjunto de cuevas hasta los más “modernos” para que entendamos la evolución de la ocupación que hicieron aquellos primeros pobladores de estas tierras.

Para ello, nos dirigimos allí mismo hacia una zona dentro de la Cueva del Tesoro que se encuentra cerrada al público general. Se trata de una estrecha galería, a la que descendemos salvando una pendiente con la ayuda de una cuerda anclada en la pared que nos conduce a una cavidad no muy amplia, con muchos recovecos,  donde disfrutamos de maravillosas formaciones geológicas (algunas formadas por la erosión del mar y otras por filtración de la lluvia): oquedades redondeadas, estalactitas, estalagmitas, columnas, gours… 


....y desde aquí avanzamos un poco más por otro estrecho pasillo hasta desembocar en una sala más amplia, con gran altura y de mayor tamaño.

En este lugar, Pedro nos pide que apaguemos nuestras luces y sólo con su frontal nos señala hacia una pared vertical ante nosotros dónde nos ayuda a descubrir una seria de puntos y líneas en color rojizo que con una antigüedad de unos 30.000 años (Paleolítico Superior), parecen ser las pinturas rupestres más antiguas que se conservan en estas galerías del Cantal. Cierto es que son “sólo” líneas y puntos, pero son expresiones que los primeros pobladores de estas cuevas quisieron plasmar con algún  significado para ellos.

Y cerca de esta pared, hacía la izquierda, Pedro nos descubre la pintura rupestre más emblemática de este conjunto “El Ciervo”. Se trata de la silueta de un ciervo trazado con una línea en pigmento rojizo aprovechando las grietas de la roca, lo que facilitó la conservación de dicha pintura a lo largo de los años. Esta pintura está datada a finales del Paleolítico Superior. Y a pesar de que no está a la vista de la mayoría de los visitantes, se ha adoptado como símbolo de la Cueva del Tesoro (el cual podemos ver en folletos y material del lugar).


Además de estas representaciones pictóricas en las paredes de la sala, han llegado hasta nosotros otros vestigios de la vida en esta cavidad en el Paleolítico Superior, como son una serie de conchas, caracoles y pequeños huesecillos, evidencias de la alimentación del hombre que habitaba este lugar. Y es que, en la época en la que se sitúan estos restos, el hombre prehistórico (cazador-recolector) se adentraba dentro de estas cuevas en busca de protección frente a animales, a inclemencias meteorológicas  y a otros grupos humanos que se movían nómadas por la zona. 

Llegados a este punto, no podemos avanzar más en la galería, por lo que nos dirigimos de vuelta al inicio de la misma, y desde allí salimos de la Cueva del Tesoro.


                 Ahora sí, seguimos a Pedro hasta la entrada a la Cueva de la Victoria, que se encuentra sólo a unos 150 metros de la cueva anterior. Para llegar allí, cruzamos el parking, nos adentramos en el Parque Arqueológico del Mediterráneo y mientras andamos entretenidos con unas espectaculares vistas de la bahía de Málaga, Pedro nos señala un cerramiento de hierro que es la entrada a la Cueva que hemos venido a visitar.

Y  tal y como empezamos a sospechar en ese preciso momento….efectivamente la entrada a la Cueva no va a ser una “paso” fácil. Pongamos por delante, que ninguna de las cabras de este grupo somos escaladores ni expertos aventureros, pero si nosotros pudimos hacerlo, cualquiera de los lectores de este blog seguro que también podrá.

La entrada a la Cueva de la Victoria se realiza a través de una escalera vertical de 4 metros de altura que nos sumergirá en una oscura y algo estrecha galería, que no podemos llegar a ver desde arriba por el cambio de luz. Nuestro guía Pedro, acostumbrado a las caras de espanto de sus grupos de visitantes, nos tranquiliza y nos explica cómo debemos encaramarnos a la escalera de forma segura, descender y empezar a recorrer esa primera galería en la que no hay hueco para más de una persona a la vez. Y tengo que decir, que todos y cada uno de los integrantes del grupo bajo a la Cueva!

Y definitivamente, tras salvar ese primer “escollo”, nos encontramos en las entrañas del Cantal, en plena oscuridad, a una temperatura de unos 18º, sin ningún ruido de la superficie y con la sensación de haber retrocedido en el tiempo….

Y como nuestra visita va a ser en orden cronológico, debemos avanzar hasta el fondo de la Cueva, por lo que una vez nos encontramos todos abajo vamos avanzando, en fila de uno, por estrechos pasillos, salvando pendientes con la ayuda de cuerdas, y pasando galerías a distintos niveles mediante escaleras ancladas a la roca, hasta llegar a una sala amplia, aunque de escasa altura donde vemos la luz que entra a través del segundo pozo de esta gruta (con mayor altura que por el que hemos entrado). Hemos aterrizado en el Epipaleolítico (del 8.000 al 6.000 a.c.).


Como esta sala es un poco más amplia, y el espacio nos lo permite, nos sentamos todos alrededor de Pedro quien nos explica el proceso de excavación de la Cueva de la Victoria, mostrándonos al fondo de la sala los distintos estratos en los que se fue dividiendo el estudio del yacimiento, y cómo al llegar al estrato del Epipaleolítico empezaron a aparecer restos y vestigios de la ocupación de aquel hombre prehistórico en este lugar tan alejado de la entrada de la cavidad. En esta época de la prehistoria el hombre habitaba las cuevas aún como refugio y es por esto que los restos que aquí aparecen son utensilios de sílex, de hueso, lascas, puntas de flecha, cuchillos, buriles, punzones, arpones, collares…. (todos ellos depositados hoy en el Museo Arqueológico Nacional y de Málaga), junto con “desechos” de la alimentación de aquellos pobladores: huesos de pequeños animales, pero  sobre todo conchas, moluscos, vértebras de grandes animales marinos…… aquellos primeros malagueños que habitaban la Bahía se alimentaban básicamente del mar!

                Como queremos de verdad que visitéis la Cueva, y no queremos convertir este blog en una clase de Arte Prehistórico, dejamos las explicaciones más a fondo a Pedro, quién os aseguro que os tendrá completamente embobados, como a nosotros.


               Nos toca ahora avanzar en el tiempo, y para ello tenemos que desplazarnos de nuevo a través de la cueva, volvemos sobre nuestros pasos hasta regresar a la primera de las salas en la que pudimos reunirnos todos al inicio. Esta es la denominada Sala del Dosel. Estamos ahora en el Neolítico (del 6.000 al 3.000 a.c.) El gran cambio de la humanidad en este periodo es que el hombre practica ya la agricultura y la ganadería y se organiza para vivir en los primeros asentamientos permanentes, lo que quiere decir que no habita las cuevas. Pero sí que las utiliza, y en esta Sala tenemos un claro ejemplo de ello: la Sala del Dosel es un gran hipogeo funerario (3000 años más antiguo que las tumbas de Egipto), una concurrida cavidad funeraria donde el hombre del Neolítico depositaba los cuerpos sin vida de sus seres queridos (para mantenerlos alejados de depredadores), junto con algunos enseres a modo de ajuar.

Como podéis imaginar, actualmente no se encuentran en este lugar los restos humanos que tuvieron aquí sepultura….salvo los escasos huesos de una niña y una vasija como su ajuar encontrados en esta cavidad, y que las autoridades administrativas han permitido que regresen a reposar para siempre (o al menos de momento) en esta Sala del Dosel.

Y sorprendidos por lo que oíamos y veíamos, al levantar la mirada nos topamos con una pared de piedra de unos 30 metros cuadrados cubierta de suaves pinturas rupestres, con más de 98 elementos figurativos. Pinturas esquemáticas, mayoritariamente antropomorfas, con 67 individuos representados. La mayoría de las figuras humanas se basan en un esquema simple que representa el tronco y las extremidades superiores (figura ancoriforme). Una representación en vida de los seres cuyos cuerpos se encontraban allí depositados (algo así como las esquelas que ponemos hoy en día en los cementerios).

Es muy sorprendente, por su rareza, el color de estas figuras ancoriformes (que antes he descrito como suave). Y es que es un color blancuzco, lo que hace que no resalte en un primer momento a la vista, y debamos forzarnos un poco en localizar las figuras. Este color se debe al pigmento con el que se han realizado los dibujos sobre la pared: la calcita. Un material que rara vez es utilizado para las pinturas rupestres y que dotan a las pinturas de la Sala del Dosel de una rareza excepcional.

Os recomendamos que mientras Pedro va explicando mantengáis los ojos en la pared y veréis como poco a poco vais a descubrir más y más figuras…..  Es sorprendente como, al entrar a la cueva, pasamos por delante de este lugar y no vimos nada que nos llamara la atención. Pero ahora aquí plantados el panel se va llenando de representaciones humanas que alguien hace miles de años quiso grabar para toda la eternidad.

*imagen artificial con las pinturas intensificadas para su comprensión*

               Y es aquí, en el Neolítico y en la Sala del Dosel, donde nuestra visita y nuestra inmersión en la prehistoria ha llegado a su fin.

Una maravillosa “ruta” al pasado. Una experiencia inolvidable descubriendo la forma de vida de los primeros habitantes de la Bahía de Málaga.

Sólo nos falta subir de vuelta a la superficie, asimilar todo lo que hemos visto, oído y aprehendido, y planificar nuestra visita a la siguiente cueva o yacimiento arqueológico, ya que nos hemos quedado con ganas de mucho más.




Nota: hay una reproducción a escala real de las pinturas de la Sala del Dosel en el Parque del Mediterráneo, por el que se accede a la Cueva de la Victoria.

Nuestra recomendación: haced como los habitantes paleolíticos de estas tierras y aprovechad para almorzar pescaito. Nosotros fuimos a Restaurante El Deo y la comida fue espectacular.

Muy importante: importante calzado de montaña y ropa cómoda. No llevar mochilas ni objetos que dificulten nuestros movimientos o nos ocupen las manos.

Información: Información Cueva de la Victoria

Imprescindible: reserva previa de la actividad en la página comprar entradas Cueva Prehistórica de la Victoria


Datos técnicos de la ruta:

Tiempo empleado:  2:00 h. aprox

Provincia: Málaga

Coordenadas del inicio de ruta: Parking e Inicio de la ruta

Realizada el 29.05.2023

        

IMPORTANTE:

Toda la información que facilitamos, incluido el MIDE, es una apreciación personal y subjetiva para el día y las condiciones particulares en las que realizamos la ruta.
Estas pueden variar mucho dependiendo de la época del año y la meteorología.
No somos montañeros ni tenemos experiencia profesional.

La información por tanto que facilitamos no debe tomarse nunca como una información plenamente fiable, aconsejando siempre sean consultados planos, y documentación especializada si se decide realizar la ruta. Teniendo presente que la realización de la ruta es bajo el criterio y responsabilidad de quien la realice.

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